Después de haberos hablado de la humedades por capilaridad y por condensación, vamos a tratar las Humedades por filtración.
Debido a la espontaneidad y vistosidad de la misma, este tipo de humedad suele ser el más sencillo de detectar dado que su aparición se produce repentinamente y suele prolongarse en el tiempo mientras permanezca la “fuente” que origina la entrada de agua o líquido detectado.
Como su nombre indica, la humedad por filtración se presenta en el interior o exterior de un edificio, por la aparición de manchas muy localizadas, tanto en paramentos verticales como horizontales, las cuales incluso pueden presentar entradas de aguas activas (como goteos continuos, o en el peor de los casos, entradas de agua con caudales superiores).
La ubicación de las humedades suele darnos la información precisa del origen de las mismas. Pueden tener orígenes muy heterogéneos, desde la rotura de una cañería interior que discurre encastada por un pavimento o techo, un encuentro deficiente entre un desagüe de recogida de aguas pluviales con una impermeabilización, etc. Así mismo, la estacionalidad de esta también nos da pistas de su origen. Por ejemplo, si aparece después de una lluvia copiosa nos estará indicando que pueda ser de un deficiente funcionamiento de la red de recogida de aguas pluviales o la rotura de algún sumidero o bajante. Si después de hacer obras el vecino del piso superior, aparecen humedades por filtración, es probable que las conexiones realizadas no sean correctas y alguna cañería de suministro de agua tenga pérdidas.
Una vez encontrado el origen, esta humedad puede ser erradicada de manera correcta.
Esperamos que os haya podido servir de ayuda esta primera introducción a un problema tan habitual y molesto como son las humedades. Es posible que con este post no tengáis suficiente o que el problema sea algo más peliagudo que los reflejados con anterioridad. Ya sabéis que podéis contactar con nosotros y os atenderemos encantados.