EL ARTE DE LA BUENA CONSTRUCCIÓN

by | oct. 16, 2023

EL ARTE DE LA BUENA CONSTRUCCIÓN

Remates y coronamientos. La construcción, así como la arquitectura, han evolucionado a lo largo de la historia ofreciendo soluciones a problemas subyacentes de los propios edificios para mejorar progresivamente la experiencia de las personas que los habitan. Así como es fácil encontrar la utilidad de una barandilla y cuál es su uso principal dentro de un edificio (básicamente evitar posibles caídas a distintos niveles de mayor o menor enjundia), hay otros elementos como el que os presentamos en esta publicación que nos parecen igual de interesantes e imprescindibles en la buena construcción: las piezas de remate y coronamiento.

Como su propio nombre indica, entendemos el coronamiento como el arte de “coronar” un edificio, de rematarlo, de darle en definitiva un final. Su uso es primordial para asegurar la correcta impermeabilización del edificio contra el agua de lluvia, mejorando el mantenimiento de las fachadas incluso sellando un punto débil del mismo por donde suelen aparecer las primeras deficiencias de una construcción. ¿Y cómo es una pieza de coronamiento? He aquí lo interesante que os queremos mostrar en este post. La versatilidad y adaptación de esta imprescindible pieza constructiva, la cual puede presentarse en distintos materiales como madera, aluminio o acero, cerámica, piedra, etc. A la vez que lo podemos encontrar en volumetrías muy diversas, desde cubiertas inclinadas hasta losas completamente horizontales. Su disposición eso sí, siempre preservará un carácter y ubicación perimetral para asegurar una buena ejecución y funcionalidad de la misma.

Los aspectos más importantes a tener en cuenta para un correcto diseño:

1 – Discontinuidad con el edificio, continuidad del propio elemento:

Quizás el concepto de discontinuidad es el principal a tener en cuenta en el correcto diseño de una pieza de coronamiento del mismo. Recordemos que la pieza de coronamiento remata y finaliza el edificio y eso significa que justo resuelven puntos de encuentro entre distintos elementos constructivos y a menudo de diferente composición o materialidad. La discontinuidad se debe asegurar respecto al resto de los elementos que componen la envolvente del edificio, de tal manera que estaremos interfiriendo en la transmisión de aguas pluviales hacia el resto del edificio, la cual recordemos es su principal función. En cambio, para evitar problemas derivados de la misma injerencia climática – como sí sucede en la fotografía anterior – el propio coronamiento debe asegurar una continuidad cuanto menos en la zona que conforma el goterón, que es justo el elemento que nos asegura la evacuación de las aguas hacia el exterior en lugar de hacia el edificio.

2 – Materialidad: Una vez presentados los anteriores conceptos de discontinuidad y continuidad de las piezas de coronamiento y remate, cabe destacar que para lograr cumplir con el anterior punto entra en juego el material y la composición de las piezas que conforman este elemento constructivo. Sirva de ejemplo – a diferencia de la primera fotografía – cómo un remate de aluminio puede llegar a solaparse gracias a su ductilidad y espesor, entre las distintas piezas que conforman todo el perímetro de remate, a diferencia de un coronamiento cerámico en el cual, entre cada una de las piezas que lo componen, se encuentra una junta de unión por la cual se producen escorrentías y donde no se asegura la evacuación correcta de las aguas, afectando principalmente al paramento vertical que delimita el edificio.

A su vez, es importante escoger un material adecuado para cada remate, teniendo en cuenta los pros y contras de cada uno de ellos. Una pieza cerámica al ser porosa puede facilitar la aparición de moho si la inclinación de la pieza de remate no es la correcta. O en el caso de una pieza de acero o de aluminio, si no es correcta la continuidad del acabado superficial (lacado, etc.) puede favorecer la fisuración de éste, y en el caso del acero puede acabar presentando síntomas de oxidación.

3 – Forma: Teniendo en cuenta los dos parámetros anteriores, la forma debe aglutinarlos y debe servir de puente para una correcta disposición en obra. No existe una pieza de coronamiento universal y correcta para la infinita casuística arquitectónica, es por ello que, teniendo claros los objetivos y su funcionalidad, podemos recurrir a la propia morfología de la pieza para adaptarla a su ubicación de manera adecuada.

Como se puede observar en la fotografía al pie del texto, incluso el propio elemento decora y caracteriza el aspecto del edificio en mayor o menor medida, sin perder de vista su función principal.

Por ende, os recomendamos encarecidamente que en vuestros edificios pongáis especial atención a estas piezas de remate y coronamiento dado que pueden significar una perdurabilidad mayor o menor del mismo dependiendo del estado en la que se encuentren y los diferentes factores que la definen y que hemos descrito con anterioridad.